ROMANCE DE LA PARAGUAYA Era una noche de luna. Estando en el Paraguay, aspirando el grato aroma de un frondoso naranjal, vi una joven paraguaya de tierna y hermosa faz, sentada al pie de un naranjo, suspirando sin cesar. —¿Porqué suspiras, le dije, con tan profundo dolor? —¡Ay!, suspiro, porque tengo desgarrado el corazón.. La guerra de tres naciones que a mi patria desoló, en el mundo abandonada sola y triste me dejó. Mi padre, siguiendo a López, allá por Cerro-Corá, cayó cubierto de heridas al pasar el Aquidabán. —¿No tienes algún hermano que mitigue tu dolor? —Tuve tres, pero yo sola gimo en la desolación. Uno murió en el Pilar, otro murió en Tuyutí, y el tercero defendiendo las trincheras de Humaitá. —¿Acaso también tu madre tuvo esa suerte infeliz? —Después de tantas penurias murió ella también allí.