Cierro los ojos, lentamente, y me sumerjo en un letargo sin tiempo, silencioso, distante, lejano... cierro los ojos y me encuentro con el ser que está en mi interior lleno de miedos, de preguntas, lleno de dolores y de angustias, ese ser que se siente abatido, que a veces no razona. Lo observo y con imperante voz lo invito a que viajemos juntos por esta vía sin final preciso, que me ayude a sentirme segura, que no me hunda con sus miedos, que no me lleve al abismo. cierro los ojos y observo, el camino del retorno no está tan lejos, yo no quiero transitarlo, y ese otro ser que está en mí me seduce, con gestos de dolor me invita a recorrerlo una vez más. Ese otro ser no puede estar en mí, una vez lo despedí de mi interior, lo condené a la muerte. Abro los ojos y descubro que soñé, que solo soy yo, que no hay nadie más, que ese otro ser soy yo misma, solo que decidida a no retornar.