ACASO FUE LA TARDE Acaso fue la tarde la que escondió en su penumbra el sentimiento y lo durmió. Acaso fue el cansancio el que envolvió tanta ternura en un colchón de sueños y lo durmió. Acaso fue el silencio el que atrapó al corazón en un vacío sin ruidos y lo durmió. Acaso fue el tiempo el que frenó los impulsos en un espacio sin formas y lo durmió. Acaso fui yo quien invitó a "mí todo" a aplacar la tormenta y lo durmió. Teresa Aburto Uribe