Hay una coletilla rajoyniana que me ha hecho soñar un discurso, al estilo de los sueños de Martin Luter King, Hoy he tenido un sueño. No me gusta hacer un escrito en nombre de otros, pero hay que hacerlo en momentos como los que vivimos. No queda otro remedio.
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Rajoy dixi:
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Me dirijo al pueblo español en un momento en el que hay que hablar claro, sin ambigüedades. A lo largo de estos meses, en que he ejercido de presidente del gobierno del reino de España, he hecho muchas cosas que no me gustan, pero he tenido que hacerlas por la responsabilidad que se me ha encomendado. Y no me queda más remedio que seguir en este camino.
Aviso por cuestión legal: esta foto no es real, es un collage.
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Es por ello que debo decir que España está pasando unos momentos difíciles, todos lo saben. Y que los recortes son necesarios, porque no hay dinero suficiente para pagar los gastos que quisiéramos. Y esta es la realidad, una realidad con la que me he encontrado al llegar al gobierno, tanto yo como los ministros. Es por ello que debo anunciar nuevas medidas, ciertamente dolorosas, que no me gustan, pero hay que hacerlo.
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En primer lugar, asumiendo la responsabilidad que me corresponde en el Consejo de Ministros, se ha decidido bajar el sueldo de todos los ministros a 2.000 euros al mes, y a mí como presidente de España 2.100 euros mensuales. Al jefe del estado se le asignara para mantener la Casa Real 3.500 euros al mes, que sé, me consta que unos pensarán que es demasiado poco y sin embargo otros dirán que es excesivo, pero creo obrar según me dicta mi conciencia. Los diputados y altos cargos de la administración cobrarán 1.500 euros al mes sin más dietas por asistir a comisiones ni a actos para representar a cualquier institución. Lo mismo a todos los cargos electos de las comunidades y ayuntamientos con más de 10.000 habitantes, tanto a ellos como a sus asesores y al personal colocado a dedo. Sé que son medidas muy duras, pero imprescindibles para salir todos juntos adelante y no sólo unos cuantos. Y van a causar efecto en el futuro.
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Sé que algunos dirán que esto es pura demagogia, que nos merecemos ganar mucho porque somos los mejores y que tenemos que salir de la mediocridad, pero es una medida necesaria. A mí no me gusta, pero tengo que hacerlo porque no queda más remedio si queremos que el resto de ciudadanos puedan sobrevivir y no que haya casi seis millones de parados de los cuales cuatro no cobran ninguna prestación, es por ellos por quienes primero he de tomar estas medidas y evitar que afecten lo más posible a los trabajadores y trabajadoras que ninguna culpa tienen de esta crisis. Ni a los pensionistas, ni a los funcionarios, aunque a los de más alta graduación les voy a bajar un 15% su sueldo por criterios de solidaridad, y lo hago con la fuerza moral de dar ejemplo. Con este dinero pagaremos una parte de la deuda contraída por gobiernos anteriores y se pagará una cantidad a quien no reciba ninguna prestación, de manera incondicional para que puedan sobrevivir y hacer su vida, al menos con 483 euros mensuales. No me gusta tener que hacerlo, pero a falta de pan buenas son tortas, tortas de comer, esas de maíz y anisetes, que hacía mi abuela, no de las otras ¡claro!. (Risas).
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Mirad quienes van en el barco pequeño huyendo del naufragio…
Y voy a comentarles un secreto, una pequeña interioridad. Les juro que no me gustan esos programas de cotilleo, donde personajes públicos venden su vida privada, pero yo voy a enseñarles una parte para que sepan que me ha motivado a tomar estas medidas que sé que son duras, que sé que a quienes les afecta no le van a gustar, que los periodistas que nos han defendido hasta ahora y viven de crear opinión pública me van a criticar, pero lo hago por un profundo convencimiento interior que me ha dado leer los versos de Walt Whitman: “¡Oh capitán, mi capitán / nuestro viaje espantoso ha concluido, / el barco se ha enfrentado a cada tormenta / ¡Oh, capitán!, ¡mi capitán! / levántate y escucha las campanas… / El barco anclado, sano y salvo / … en la cubierta el capitán yace muerto. / Oh capitán, mi capitán”.
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Porque sé que no soy un cobarde, que no me voy del barco ni tampoco lo harán los políticos que decimos representar al pueblo, que nos vamos y evadimos de la crisis con altos sueldos y dejando a la deriva a los demás, no vamos a marcharnos del barco dejando que naufraguen mujeres, niños, hombres sencillos y sé que solamente con estas medidas la democracia será el poder del pueblo realmente y sé que la mayor parte del pueblo lo aprueba y que entonces dirá ¡a sus ordenes mi capitán!. Me comprometo a hacer un referéndum sobre las medidas a tomar, las que son necesarias y pido vuestro apoyo ¡oh! pueblo.
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Porque a mí me han elegido para resolver los problemas derivados de la crisis económica, no para ser un problema más. Yo no soy como esos líderes políticos que dicen ¡yo no me rindo!, me vendo. ¿O alguien cree que cuando deje de ser presidente del gobierno, porque algún día tendrá que ser, voy a aceptar ser asesor de alguna de las grandes empresas que contratan a expresidentes?.
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Y diré más, si hace falta suprimiré la asignatura de religión en las escuelas para que se aprenda a creer, quien quiera, en las catequesis de las parroquias a las que financiamos, no me gusta, pero es algo que tuvo que haber hecho el anterior gobierno socialista y no lo hizo, no sé por qué, realmente no lo sé. Porque os puedo asegurar que jamás volveré a mermar los presupuestos de la enseñanza ni de la sanidad, sino que acudiremos a la solidaridad y los primeros en dar un paso seremos siempre los que más ganamos. Y se establecerá un impuesto a la especulación de todo tipo. Y os puedo, asegurar, ¡oh pueblo!, que nunca más habrá un trasvase, como ha habido, del dinero de todos a manos de grandes corporaciones financieras privadas con obras costosísimas sin que sirvan en verdad para nada.
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Sé que no ha funcionado el modelo keynesiano que aplicó el PSOE, ni las medidas liberales que hemos impuesto desde la derecha, impuestas casi por la fuerza al tratar como os hemos tratado en las manifestaciones. Os pido perdón. Y nunca mas volverá a pasar, porque he dispuesto que se suprima la ley D’Hont para que los ciudadanos tengan su representación en las instituciones, ¡todos! y no dejar que con un 23% de los votos obtengamos la mayoría absoluta, esto no lo podemos permitir y os puedo asegurar que no me gusta esta medida, pero la tengo que asumir por criterios estrictamente democráticos.
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Y nunca más participaremos en saqueos a otros países usando contra pueblos inocentes la tecnología armamentística con el único fin de llevarnos sus riquezas con otros países aliados. No saquearemos la naturaleza para acabar con lo último que queda. Como buen gallego os diré claramente que ¡nunca mais!. Y que los conflictos territoriales los resolverá este país mientras que yo sea presidente mediante el diálogo del pueblo a través del referéndum como una medida cotidiana en una democracia, lo cual no tiene que asustar a nadie, no a los demócratas.
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Y no creáis que me he vuelto loco. No. Ni mucho menos. Se que esto indigna a muchos políticos profesionales, pero sé que no se manifestarán, mentirán y harán miles de confabulaciones, pero si estamos unidos ellos no pasarán, os lo puedo asegurar. Desde la presidencia del gobierno me he dado cuenta que los organismos internacionales son herramientas de los grandes capitales financieros y no estoy dispuesto a que saqueen nuestro país. No. Y esto que os digo a vosotros lo voy a trasladar al pueblo alemán, al pueblo griego, portugués, italiano, británico y demás. Desde el cargo que ocupo he visto lo que pasa y me he sentido como el enano de Zatustra a los hombros del gigante.
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Y por eso os digo que aunque no me gusten estas medidas, que sé que causan dolor en algunos, pero también sé que gracias a estas medidas saldremos todos juntos adelante, estoy convencido de que es lo que hay que hacer y que gracias a ellas saldremos adelante, dejaremos la crisis atrás y también el modelo que la ha provocado, porque no podemos salir de ella volviendo atrás, a aquello que la ha ocasionado, y porque sé que no hay posibilidad de crear empleo y menos con los derechos por los que habéis luchado largos años y porque es injusto que quitemos tales derechos a las trabajadores y trabajadores.
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Espero vuestra comprensión y sobre todo dejar claro que no me gusta tomar este tipo de medidas responsables y solidarias y entiendo a los ministros que se quejan y a las ministras que se lamentan, pero es el esfuerzo que hay que hacer aunque protesten los banqueros, los profesionales de la política. Gracias. España es un gran país y sé que con estas medidas superaremos realmente esta etapa dura, difícil, porque sé que mucha gente sin medios hoy de vida dejará de sufrir, al menos tanto como ahora, y más después del último informe de la Cruz Roja sobre el aumento de la pobreza.Porque yo os dije durante la campaña electoral que para mí un parado no es un número, es una persona, ¡una persona!, ¡y no lo voy a olvidar!.
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Y también sé que hay mucha gente a la que no le va a gustar esto que digo, séque no brindarán con champán al aplicarlas, pero lo hacemos también por ellos, para que no sean tan miserables en sus vidas, ni que la política sea el refugio de cínicos y asalariados al servicio de los gestores de los grandes intereses económicos. Lo hago por dignidad. Y sé a ciencia cierta que esta es la única manera de salir de esta crisis. Por hoy nada más. Estoy a vuestra disposición, pueblo.
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(Por prescripción jurídica ante el aviso de un letrado, cuya acreditación no puede ser hecha pública, debo indicar que esta carta es pura ficción y que nada tiene que ver con la realidad. Así mismo el apellido Rajoy que aparece en el título, así como las palabras derivadas de este nombre, no se corresponden al asociado al nombre de Mariano, que pudiera dar lugar a entender que se refiere al presidente del gobierno de España. Dicho apellido corresponde a más de tres mil personas, en Galicia en torno a novecientas. Espero que aclarando estos términos se evite la denuncia jurídica y el que se quiera anular este blog tal y cómo me han amenazado ante mi negativa a quitar lo aquí escrito de él. Para evitar que se extienda dicha presión a quien lo divulgue o comparta en sus redes sociales ruego, encarecidamente, que se aclare su difusión con esta advertencia. Lamento haber creado un mal entendido. Gracias).